Perder la inocencia es una de las grandes tragedias de todos los tiempos. Hacerse adulto y ver cosas que no quisieras ver es una auténtica mierda, ver y pensar cosas que no vienen a cuento, comunmente conocidas como "idas de olla". De pequeño hacemos las cosas sin pensar en el qué pasará, hacíamos castillos en la playa sin saber que vendría una ola y los destruiría al poco tiempo, pero no solo eso, sino que volvíamos a construirlos sin ningún problema y tan felices como si fuera la primera vez.
Ser adulto tiene un precio muy alto, hay gente que incluso no lo soporta, bien autodestruyéndose o actuando como si fueran literalmente gilipollas.
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