martes, 2 de noviembre de 2010

Viva la family


"De bandera, nosotros somos de bandera". Así comenzó la conversación que mantuvo mi tío Juan y mi abuelo por parte paterna, Ramiro. Juan ese día se mostraba decaído, pero a la vez muy altivo linguísticamente hablando. Llegó a casa dando un portazo y gritando a mi tia Josefa "Qué hay hoy de cenar, vengo hecho una mierda". Todos nos miramos, no dijimos nada, le dejamos que se deshagora, qué coño, es su casa, que haga lo que quiera. Además nosotros le conocemos y hemos aprendido a no escucharle o más bien a no tomarle en serio en determinadas ocasiones. Si viene con el día malo sabemos que lo que saldrá por su boca no serán precisamente elogios, así que cada uno nos ponemos a lo nuestro y se acabó, el problema no va a más.
Pero qué pasa cuando Ramiro, mi abuelo, también ha tenido un día malo, un día con la contínua visita de su lumbago y su inseprable amiga la acidez. Un día que no ha podido ni comer ni dormir, sólo ver los programas de prensa rosa que dan por la tele a la hora de la sobremesa. Entonces es como si un imán de carga negativa se chocara con otro de su mismo polo. O como el agua con el aceite, nada bueno.
En realidad cuando Ramiro y Juan se juntaron ese día, ninguno nos preocupamos antes de tiempo, su conversación empezó de un modo muy cordial "Hoy el hijo de puta del jefe me ha bajado de planta y he pinchado una rueda de vuelta a casa, cagondiós" dijo Juan mientras lanzaba los zapatos a varios metros de él, como si de alguna forma se liberara a través de esa acción de la tensión acumulada. "A mí el santo me ha visitado esta noche para no dejarme dormir, además el puto perro me ha mordido mi almohada ortopédica y he tenido que usar un cojín del sofá".
Transcurridos cinco minutos lo siguiente que oímos fueron batallitas de lo que era España hace unos años, de la mierda de políticos que hay ahora y de la catástrofe que se nos avecina. Eso intercalado por gritos de protesta de mi tío que asegura que si IU sigiuera presidiendo esto no habría pasado.
Al final acabaron en la cnclusíón de que una cabaña en el pueblo sería la solución a todos los problemas. "Nosotros nos haríamos y nos dejaríamos de hacer". "Lo bien que estaríamos eh, ¿Ramiro?". Tras un abrazo entre lágrimas de emoción y de frustración, la bronca acabo en un jesto de familia, algo que sólo puedes hacer con gente de tu propia sangre, porque son de bandera pero lo más importante es que son familia y ahí no hay rey ni dios que valga.
VIVA LA FAMILIA

No hay comentarios:

Publicar un comentario

and that's you